Un equipo de arqueólogos italianos y holandeses ha desenterrado en Egipto un conjunto de sepulturas y capillas que datan de hace 3.300 años en Saqqara, el lugar donde se encuentra la necrópolis principal de la ciudad de Menfis.
Según un comunicado del proyecto, la tumba más grande pertenecía a Panehsy, un dignatario durante el reinado de Ramsés II, que supervisaba el templo de Amón. La tumba tenía relieves maravillosos con rastros de colores vibrantes y constaba de un templo, tres pequeños santuarios, cámaras funerarias subterráneas y un patio con pilares en su interior.
Además, se encontraron otras cuatro tumbas más pequeñas en la zona del entierro de Panehsy, pero parecen pertenecer a una época posterior. Una de ellas pertenece a un hombre llamado Yuyu, que era un “fabricante de láminas de oro y, por lo tanto, un artista especializado en el tesoro real”.
La tumba de Yuyu tiene algunas obras de arte notables que exhiben “muchos detalles interesantes, como muchos portadores de barcas y una gran procesión de dolientes”. Cuatro generaciones de su familia están representadas en las inscripciones de la tumba.
También se encontró una lápida recién descubierta con estatuas talladas en relieve que muestra a cuatro personas que podrían haber sido de la misma familia. Aunque las esculturas parecen estar inacabadas, su diseño es muy similar al de una tumba cercana en la que se hallan los restos de una pareja, Maya y Merit, que vivió alrededor de cinco décadas antes de que se construyera esta sepultura.
Saqqara es conocido por ser uno de los lugares de enterramiento más importantes del Antiguo Egipto. En la necrópolis fueron enterrados nobles y reyes de las dos primeras dinastías de Egipto. Además, es el sitio en el que se encuentra la pirámide escalonada de Zoser.
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