Así se vivió el Golpe de Estado de 1973 en las ondas radiales

La radio tuvo una épica participación en el fatídico 11 de Septiembre, Radio Magallanes emitió el ultimo discurso del Presidente Allende

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El Palacio de la Moneda bombardeado por militares golpistas

11 de septiembre, 1973, 07:55 horas. Salvador Allende, que había llegado hace pocos minutos a La Moneda, anunciaba a través de Radio Corporación y de la red “La Voz de la Patria”,

Un sector de la Marina se había tomado la ciudad de Valparaíso, en un acto que él mismo catalogó como un levantamiento contra el gobierno legítimamente constituido.

Las radioemisoras sintonizadas en dicha señal hacían eco del llamado a la calma y a la serenidad del Presidente. Radio Porteña AM, de Valparaíso, había sido tomada muy temprano por oficiales de la Marina, siendo una de las primeras estaciones en ser silenciada.

Este medio de comunicación fue el único en registrar las primeras señales golpistas, entregando información que tiempo después se convertiría en parte importante del patrimonio político y cultural del país. El golpe militar fue un evento que primero pudo ser escuchado, luego visto, y por último, leído en la prensa.

Eran las 08:45 de aquella mañana. La red “La Voz de la Patria”, una forma de coordinación radial compuesta por las radios Corporación, Portales, Nacional, Luis Emilio Recabarren, Candelaria y Magallanes, sacaban nuevamente al aire al Presidente Allende, quien ya denunciaba que el país estaba haciendo frente a un golpe de Estado en el que participaba la mayoría de las Fuerzas Armadas.

“Yo no tengo pasta de apóstol ni de Mesías. No tengo condiciones de mártir, soy sólo un luchador social que cumple la tarea que el pueblo me ha dado… Defenderé esta revolución chilena y defenderé el gobierno. No tengo otra alternativa. Sólo acribillándome a balazos podrán impedir mi voluntad de hacer cumplir el programa del pueblo… Compañeros, permanezcan atentos a las informaciones en sus sitios de trabajo, que el compañero Presidente no abandonará a su pueblo ni su sitio de trabajo. Permaneceré aquí en la Moneda inclusive a costa de mi propia vida”, aquellas palabras de Allende fueron transmitidas gracias a la valentía y coordinación de quienes se encontraban detrás de cada una de las radioemisoras que respetaban la legitimidad del Gobierno.

Este clave medio de comunicación estaba en el ojo de la Junta Militar. Muy temprano, desde el aeropuerto Carriel Sur de Concepción, habían despegado cuatro aviones Hawker Hunter, con la misión de silenciar las emisoras de Santiago contrarias al golpe. Radio Corporación fue la primera en salir del aire a costa de bombardeos y ametrallamientos.

La mañana de aquel martes 11 de septiembre Guillermo Ravest se encontraba en las dependencias de Radio Magallanes, de la cual era director. Los estudios estaban ubicados en el sexto piso de Estado 235 y tenían acceso por la entrada del Pasaje Imperio. Eran las 09:20 horas cuando sonó el teléfono a magneto que comunicaba a la radio directamente con el despacho presidencial de La Moneda. Ravest contestó y supo de inmediato que la que escuchaba era indudablemente la voz de Allende.

Estas son mis ultimas palabras

– ¿Quién habla?
– Ravest, compañero.
– Necesito que me saquen al aire, inmediatamente, compañero.
– Deme un minuto, para ordenar la grabación.
– No, compañero. Preciso que me saquen al aire inmediatamente, no hay tiempo que perder.

Ravest gritó a quien se encontraba en las perillas de control del estudio para que instalara una cinta y grabara; lo mismo hizo con Leonardo Cáceres, a quien le pidió que corriera al micrófono para anunciar al Presidente.

El equipo que se encontraba en la radio, por intuición o clarividencia de un momento histórico, anunció las palabras del Presidente con los primeros acordes del himno nacional como fondo.

– Cuente tres, por favor, compañero, y parta.

 

El último discurso de Allende se fundió con los sonidos de los balazos, disparos de artillería y ruidos de aviones que propiciaron los asaltantes de La Moneda. Aquellas palabras hoy constituyen un patrimonio político y cultural para nuestro país, un patrimonio que sin el papel clave que jugó la radio difícilmente perduraría intacto hasta nuestros días.

Durante el transcurso del 11, la Junta Militar ya instalada en el poder, entregaba un duro mensaje a este medio de comunicación. «Todas las estaciones de radiodifusión de la provincia de Santiago deben de inmediato silenciar, hasta nuevo aviso, la totalidad de sus transmisiones en onda larga, en onda corta y frecuencia modulada. El país continuará siendo informado exclusivamente a través de la red de radiodifusión de las Fuerzas Armadas, las que permanecerán transmitiendo en forma continuada hasta nuevo aviso››.
En ese minuto varias estaciones radiales ya habían sido cerradas por la fuerza, mientras las demás comenzaban su trabajo en la clandestinidad.

Con información del Museo de la Memoria 

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