Empleados de los Museos del Vaticano denuncian Precarias Condiciones Laborales

La demanda colectiva, de concretarse, sería la primera de este tipo dentro de los muros de San Pedro.

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Imagen de Julia en Pixabay

Cerca de 50 empleados de los museos de la Ciudad del Vaticano han enviado una contundente carta a la administración del Estado, amenazando con llevar el asunto ante los tribunales de la Santa Sede si no mejoran sus precarias condiciones laborales.

“Eminencia reverendísima, las condiciones de trabajo atentan contra la dignidad y la salud de cada trabajador. Es evidente la mala gestión, que sería aún más grave si obedeciera a la única lógica de obtener mayores beneficios”, expresa la misiva, compartida por el diario italiano Corriere della Sera y firmada por 49 empleados del Vaticano (de un total de 700), entre ellos guardias de museos, un restaurador y un empleado de una librería.

Los trabajadores han acudido a la abogada del Vaticano Laura Sgró, quien envió la carta al cardenal español Fernando Vérgez Alzaga, presidente del Governatorato, el órgano ejecutivo de la ciudad-estado que supervisa a los empleados de los museos. La demanda colectiva, de concretarse, sería la primera de este tipo dentro de los muros de San Pedro.

¿Qué reclaman los trabajadores? Principalmente, la falta de seguridad social. “En el Vaticano no hay seguro de desempleo ni medidas de apoyo a los ingresos en caso de crisis o desempleo total”, señala la carta.

En caso de enfermedad, no existen franjas horarias para las visitas de control, lo que obliga a los empleados a permanecer en casa todo el día. “La visita puede producirse en cualquier momento. Se han reportado casos de empleados sancionados mientras estaban en el médico. Estar disponible para el empleador más allá del horario laboral es una violación de la dignidad y la libertad personal”, dice el documento.

Asimismo, denuncian graves incumplimientos respecto al trabajo en horas extraordinarias: “Después de seis horas de pie, hay que seguir trabajando cobrando menos”, señala el texto, “y el empleador abusa de este recurso”. Tampoco hay criterios claros para la asignación de niveles y clases de méritos vinculados a la antigüedad. “Son propiedad absoluta del jefe, quien los utiliza a su antojo. Reina la discriminación absoluta, un estado perpetuo de caos”, concluyen los trabajadores.

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