Justicia chilena: ¡Si eres pobre y Mapuche… estás perdido!”

Hace 14 años, José Huenante Huenante desapareció en Puerto Montt y, hasta el día de hoy, nada se sabe de su paradero. ¿Qué hizo la justicia militar y el Ministerio Público?

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José Huenante. Desaparecido en democracia

Corría el 3 de septiembre de 2005, cuando José Huenante Huenante, de origen Mapuche, a sus escasos 16 años, desapareció la madrugada de ese día, cerca de las 02:30 horas, tras un control realizado por una patrulla de Carabineros, en Puerto Montt. Desde entonces, hace 14 años, no hay registro de lo que ocurrió con este joven que había logrado cursar hasta quinto año de enseñanza básica.

Con el paso del tiempo, han surgido varias versiones y la principal de ellas en la que sindica la presencia en la Avenida Vicuña Mackenna, en la población Mirasol, donde se encontraba José Huenante, del radiopatrullas Nº 1375 de la 5 Comisaría de Puerto Montt.

¿Por qué traer a colación el caso de este muchacho del sur de nuestro país, si es que, desde el punto de vista judicial no hay avances en la investigación, pese a que se realizaron cinco reconstituciones de escena? Precisamente, por esa misma razón, considerando la falta de prolijidad con la que actúa, a veces, el Ministerio Público, frente a determinadas causas en las que el confort de una buena situación económica no existe y en el que los afectados son familias de clase media o de escasos recursos, como ocurrió con José Huenante.

En esta investigación que se arrastra, por años, el fiscal, Sergio Coronadoacusó a tres carabineros como autores de detención ilegal y pidió cuatro años de cárcel. Los uniformados habrían estado en el interior del radiopatrullas, justo la madrugada en que se perdió el rastro de José. Los nombres de los carabineros son: Patricio Mena Hernández (cabo primero), Juan Altamirano Figueroa (sargento segundo) y César Vidal Cárdenas (cabo segundo).

Los uniformados fueron dados de baja, tras ser vinculados con el tema, pero quedaron en libertad y después se reintegraron a la institución, porque no se comprobó su participación en los hechos.

En junio de 2018, la Corte Suprema determinó que la investigación quedara en manos de la justicia ordinaria, levantando la causa desde la justicia militar, donde durmió por largos años, sin cambio alguno. El máximo Tribunal declaró, en ese entonces, lo siguiente: “Cabe enfatizar la conveniencia de una investigación única, que se derive en la atribución de responsabilidad penal con respecto de civiles y/o militares, de tal suerte que las eventuales líneas de indagación emanen de un mismo ente persecutor, en cuyas manos se concentre el control del desarrollo de las mismas y la adopción de las decisiones que de su resultado se deriven, situación que, hasta ahora, no ha sido posible, precisamente, debido a la existencia de investigaciones en paralelo”.

La justicia militar tuvo a su cargo la investigación por la eventual falsificación de instrumento público en los registros de detenidos llevados por la 5 Comisaría de Puerto Montt, donde se habrían alterado el número de detenidos, en el marco de la madrugada en la que desapareció, José Huenante. El punto, es que la justicia militar quedó al margen de indagar la pérdida del rastro de este joven.

Y el Instituto Nacional de Derechos Humanos también se ha involucrado en el tema, tratando de que, de una buena vez, los hechos se esclarezcan. Y, nada.

¡Primer caso de desaparición forzada en democracia!

Un informe de la Universidad Diego Portales estableció que los hechos en los que se vio involucrado y afectado, José Huenante, corresponden a la primera desaparición forzada desde la democracia. Esa afirmación, de inmediato causó escozor en las autoridades políticas de la época, por ejemplo, el entonces, Ministro del InteriorEdmundo Pérez Yoma, aseguró de manera tajante: “Me parece insólito que hablen de un detenido desaparecido en democracia. Esta es una persona que, lo más probable, que se trate de un homicidio”.

¡La espera de una madre!

Cecilia del Carmen Huenante, madre de José, -en la página 14 del documento titulado “¡Dónde está?, ¿Dónde están? El caso de José Huenante (intervención urbana, Día Internacional del Detenido Desaparecido, 2011) describe a su hijo como “un niño bueno, me ayudaba y compartíamos mucho. Él, se vino a trabajar a Puerto Montt y ya no volvía a Los Muermos y acá se quedó”.

La mujer dio cuenta del trato vejatorio del que ha denunciado ser víctima por parte de la policía uniformada, planteando que “al día siguiente que desapareció mi hijo, los pacosme comenzaron a llamar todos los días, a cualquier hora. Y no me preguntaban por el nombre de José: ¿Llegó el baboso?, me decían, ¡ya aparecerá!, repetían. En un momento, comencé a pensar que eran ellos los responsables de la desaparición de mi hijo”.

Al momento de referirse a las circunstancias que rodearon la desaparición de José, Cecilia Huenante ha dicho: “Los amigos de José me contaron que, esa noche,  hubo un  alboroto en la población, que los carabineros perseguían a los chicos y que los vehículos  andaban con las luces apagadas. Alguien, por lo menos, vio que a José lo metieron a la patrulla esa noche, que los chicos arrancaron y un grupo se quedó más atrás, donde estaba José,  que estaba medio mareado”.

La mujer añadió que “creo que los carabineros algo le hicieron a los chicos, varios meses antes les habían pegado, también le habían pegado a José. No sé si eran los mismos carabineros, pero todos pertenecían a la misma comisaría. Por eso, pienso que fueron ellos los que hicieron desaparecer a mi hijo, los tres que han sido investigados”.

¿Y la promesa de Piñera?

En septiembre de 2017, cuando Sebastián Piñera era candidato presidencial, visitó Puerto Montt –ciudad a la que pertenecía, José Huenante. Para varios o muchos, como usted decida, la memoria es frágil, pero vale la pena recordar que hace dos años, sin aún llegar a La Moneda, por segunda vez, Piñera abordó el caso de este adolescente desaparecido, y aseguró en los medios de prensa: “Por el respeto que en Chile debe existir por la vida y los derechos humanos de todos, que este caso no quede en la impunidad. Por eso, mi compromiso es que vamos a mantener todos los esfuerzos necesarios para descubrir la verdad del caso, José Huenante”.

Y, uno se pregunta, ¿y qué pasó con todos los que, alguna vez, se comprometieron a ayudar a que se esclareciera lo que ocurrió con José Huenante? Una demostración más, de cuando la justicia no opera, no funciona para los pobres, para la gente modesta. El privilegio es para un reducido grupo.

Por: Daisy Castillo Triviños