Pablo Milanés fue un artista coherente que nunca se dejó vencer

Fue un artista coherente, sin dobleces. Dijo lo que tenía que decir, lo que creía y cargó con el peso de sus palabras. Le cantó a Cuba, a su memoria, a sus esperanzas por el renacimiento, a su familia, a sus hijas

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Fue un artista coherente, sin dobleces. Dijo lo que tenía que decir, lo que creía y cargó con el peso de sus palabras. Le cantó a Cuba, a su memoria, a sus esperanzas por el renacimiento, a su familia, a sus hijas

Montevideo (Mesa Américas), 22 nov (Sputnik).- El músico cubano Pablo Milanés fue un artista consecuente, que nunca se rindió antes las adversidades y salía renovado de cada concierto, dijo a la Agencia Sputnik el cronista Michel Hernández, amigo cercano del legendario trovador, cuya reciente muerte enlutó a la cultura iberoamericana.

“Pablo nunca se dejó vencer. Luchó hasta el final con el peso de enfermedades que iba sorteando con las nuevas vidas que le entregaban los conciertos: Pablo respiraba el aire de los escenarios y regresaba con las mismas ganas de comerse el mundo que lo convirtieron en un fundador”, evoca el periodista en diálogo con esta agencia.

Hernández es el autor de algunas de las crónicas más honestas y reveladoras sobre Milanés (1943-2022) y de hecho la muerte del trovador, ocurrida en la madrugada de este martes, lo sorprendió en España, donde había viajado para reseñar varias presentaciones del autor de auténticos himnos generacionales como “Yolanda” y “El breve espacio en que no estás”.

Amén de sus innegables virtudes musicales, fueron el humanismo e integridad intelectual las características del artista que más impresionaron a Hernández, quien durante años llevó las riendas de la crítica musical en el periódico Granma, uno de los medios más emblemáticos de Cuba.

“(Pablo) fue un artista coherente, sin dobleces. Dijo lo que tenía que decir, lo que creía y cargó con el peso de sus palabras. Le cantó a Cuba, a su memoria, a sus esperanzas por el renacimiento, a su familia, a sus hijas”, relata el también columnista del portal informativo OnCuba.

A lo largo de varios años de amistad, entre charlas informales y entrevistas profesionales, Hernández conoció el lado más íntimo de una leyenda que trascendió las fronteras de su isla natal, que “miraba con la serenidad de los años y pronunciaba cada palabra con la paciencia de un hombre sabio”.

La muerte frustró una conversación en la que Pablito, como era conocido el bardo, prometía contar detalles inéditos de su vida, cargado tal vez con las fuerzas que le había dado su último concierto en Cuba, a mediados de año.

“Quizás iba a mostrarme otros caminos de cómo Pablo se convirtió en el músico y hombre que es. No fue un camino fácil y lo avizoró desde sus primeras canciones. Habló de sí mismo y se adelantó al Pablo que sería décadas después”, supone Hernández, quien valoraba de esos encuentros la profundidad de las miradas del músico.

Otra virtud de Pablo, recuerda el periodista, era su capacidad para que las personas que lo rodeaban se sintieran arropadas por un espíritu de camaradería e intimidad.

“En sus últimos años ya sentía con mayor fuerza el fragor de la enfermedad, pero seguía, estaba dispuesto a no claudicar y cada vez que subía al escenario era el triunfo de la voluntad sobre el pronóstico: el triunfo de la vida”, destaca el reportero, que no tuvo esa entrevista final, pero se queda con sus memorias y la amistad de un grande.

Referente de la canción de autor en toda Iberoamérica y uno de los pilares del movimiento de la Nueva Trova, Milanés falleció en Madrid, España, a los 79 años, luego de varios días hospitalizados por complicaciones derivadas de una vieja enfermedad oncohematológica que lo obligó a suspender varios conciertos y mantuvo en vilo a sus seguidores. (Sputnik)