Pleno de la convención finalizó su última votación

La Convención bajará la persiana definitivamente el próximo lunes 4 de julio, cuando realice su ceremonia oficial de cierre y le entregue el texto final al presidente Gabriel Boric.

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La convención constitucional es la encargada por mandato popular de redactar una nueva constitución para Chile, la que debera ser ratificada en un plebiscito de salida con voto obligatorio

La Convención realizó este martes su última votación oficial en el Pleno y, de esta forma, dio por finalizada la armonización del nuevo texto constitucional.

Si bien se esperaba que el trabajo se extendiera hasta fines de esta semana, por las cerca de 500 indicaciones que debían votarse, convencionales de Vamos por Chile retiraron la solicitud para votar por separado cada una de ellas.

“Lo logramos, pese a todo lo que hemos sufrido y las distinta barreras que hemos tenido durante este año”, señaló la presidenta del órgano, María Elisa Quinteros (MSC).

En ese sentido, valoró el cumplimiento de los plazos y el “espíritu democrático y pluralista que ha prevalecido en este espacio”.

Cabe recordar que la Convención bajará la persiana definitivamente el próximo lunes 4 de julio, cuando realice su ceremonia oficial de cierre y le entregue el texto final al presidente Gabriel Boric.

Tras ello, comenzará la cuenta regresiva para el plebiscito del 4 de septiembre, donde se enfrentarán las opciones de Apruebo y Rechazo al borrador de la nueva Carta Magna.

Fin de la Convención: los últimos artículos votados

Artículos vinculados a persecución de delitos, derechos de los pueblos originarios e imparcialidad de los jueces fueron los últimos en votarse.

Asimismo, el Pleno rechazó todas las indicaciones que realizó Armonización sobre el capítulo de normas transitorias.

Es decir, en este apartado prevalecerá lo que fue visado en la comisión de Normas Transitorias.

Entre estas disposiciones se encuentra el quórum de 4/7 para que el actual Congreso modifique la nueva Constitución, en caso de ser aprobada.

Si se quieren hacer modificaciones sustanciales en determinadas materias -régimen político, diseño del Congreso y forma de Estado, entre otras-, deberán pasar por un referéndum ratificatorio.

La única posibilidad de sortear este último proceso es si la reforma logra reunir el apoyo de 2/3 en ambas cámaras.