Los momentos perdidos en las revistas

Las revistas artesanales o fotocopiadas, marcaron un precedente de un gran valor de estar haciendo cultura, a pesar de un poeta de los patios del sur anda diciendo que había muerto la cultura, lo asevero ,los que nos quedamos en Chile continuamos escribiendo

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No me cabe ninguna duda que 1990 esos años fue un instante de riesgo para los directores de revistas o trípticos, había algo en el aire, el miedo, la propaganda de estado militar, hacen esfumar las industrias y por eso el conjunto de rock “ los prisioneros tiran un dardo fuerte: muevan las industrias.
Las revistas artesanales o fotocopiadas, marcaron un precedente de un gran valor de estar haciendo cultura, a pesar de un poeta de los patios del sur anda diciendo que había muerto la cultura, lo asevero ,los que nos quedamos en Chile continuamos escribiendo o dando presentaciones en la municipalidad de mi pueblo natal, por otra parte el parque forestal, en el patio posterior del museo de Bellas artes, antes del 1973 se montaba una feria del libro heroica, donde si los escritores conversaban cara a cara o detectaban que revistas culturales literarias habían salido.
La Biblioteca Nacional que fue mi universidad, buscaba en sus viejos Kardex , títulos de libros y me interesaba lo que escribía Gonzalo Rojas o un libro de 2 tomos titulado: el niño que fue, Miguel Arteche recordaba un lapicero que había perdido, Neruda: una oveja juguete de madera pasado por uno niño en Temuco y le faltaba una rueda.
Lo que si es claro la revista artesanal, había tomado una gran fuerza, lo que si debe señalar que me decepcionaron los viejos tercios del norte, que sacaban cuanta edición, como el Arturo volantines, Marchant que se amarró en un palo, en las playas mirando hacia el océano, hoy aparecen en redes pero tienen ese divismo de viejos, no contestan y no responden nunca consultas y como decía Hernán Ortega de la revista Huelen, que venia una generación muda, claro ahora están viejos y más mudos
Me revienta ese estado de dioses de cartón, divismo criollo, falta de humildad y desde Antofagasta la Alejandra Zarhi, también venia con un dejo de egolatría feroz, sacaba su revista; “imágenes de océanos” y regalaba un retrato de su persona cuando llegó a Santiago, No concedía entrevistas, si te podía conversar algo por teléfono y en encuentros de lecturas.
Un estilo raudo nos dejan las revistas literarias, algo que va quedándose eternas. Si no hubiese sido por Raúl Mellado, director de la hoja verde y el informativo de la Sech, cuando convocó después del 1995 que los escritores enviaran el listado de revistas que hicieron, habrían quedado botadas en el cajón de los recuerdos.
Por Gabriel Miranda Riquelme (GAROMI)
Poeta, escritor y radialista, miembro de la Sech