
El estudio publicado en la Revista del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv y realizado por el arqueólogo Israel Finkelstein y el historiador Nadav Naaman, ambos de la Universidad de Tel Aviv, junto al experto en la Biblia Thomas Romer, de la Universidad de Lausana, en Francia, propone una nueva lectura de una de las secciones más oscuras de la Estela de Mesha.
Esto se debe a que los residentes locales rompieron la piedra poco después de que fuera encontrada y, aunque la mayor parte de ella fue ensamblada de nuevo, algunas partes siguen desaparecidas. Actualmente, la piedra se encuentra en el Museo del Louvre, Francia.
De acuerdo con los estudios anteriores, uno de los nombres grabados en la piedra era el de la Casa de David, dinastía real que gobernó sobre el Gran Reino de Israel.
Sin embargo, el nuevo análisis refuta esta interpretación y propone que el nombre ubicado en un fragmento poco legible en la línea 31, es el del rey Balak, rival de Mesha (que le dio nombre a la Estela) por la supremacía de Moab. Los moabitas eran un pueblo semita que vivía al este del mar Muerto, en la actual Jordania y que se enfrentaron varias veces al pueblo de Israel.
“Este estudio es importante porque nos permite entender el territorio de Judá y de Moab y sus procesos de expansión, sumado a la historia de Jerusalén en el siglo IX a.C.”, explicó Finkelstein.
De acuerdo con las escrituras sagradas, cuarenta años después del Éxodo, cuando los israelitas, aún liderados por Moisés, emergen del desierto en su camino hacia la Tierra Prometida, pasan por Moab. Asustado por la gran multitud, el rey Balak contrata a un profeta y vidente llamado Balaam para maldecir a los hebreos.
Si la nueva interpretación de la estela de Mesha es correcta, esto significaría que Balak realmente existió. Sin embargo, también mostraría que el episodio bíblico en el que aparece es de naturaleza anacrónica y mitológica.
Sería otra confirmación de que el texto sagrado se escribió siglos después de los supuestos eventos que narra y de que sus autores tienen una inclinación por tomar figuras históricas conocidas y luego proyectarlas en un momento diferente y convertirlas en historias y parábolas para su propia teoría.
De acuerdo con los investigadores, “al dejar a un lado la lectura de la Casa de David descartamos que el reino de Judá haya conquistado al de Moab, algo que puede ser significativo para la historia antigua de Israel”.
En el texto, que data de la segunda mitad del siglo IX a. C., el rey moabita Mesha se jacta de derrotar al Reino del norte de Israel y su deidad, YHWH. Esta es la primera referencia extra bíblica al tetragrámaton, o YHWH, el nombre con el que aparece Yahveh en el Antiguo Testamento.
La inscripción también atestigua la historicidad de varias figuras bíblicas, incluido el mismo Mesha (que aparece en 2 Reyes 3:4), así como el rey israelí Omri y su hijo Acab.